tomas clases de ballet

Si tienes la opción de sentarte o bailar, mejor baila

Los buenos hábitos se pueden desarrollar. En nuestras decisiones diarias, podemos optar por salir 10 minutos antes de la hora prevista para llegar a tiempo a clase de ballet; comer sano y nutritivo para tener energía y sentirnos ligeros; desconectarnos de YouTube y leer un buen libro. Todo es cuestión de practicar y repetir.

Lo mismo sucede con el ballet. Entre más días vayamos a clase, lleguemos puntuales y pongamos atención a las indicaciones de los maestros, mejores resultados tendremos.

Nadie nace siendo un bailarín. Tanto a chicos como a grandes nos toca recorrer un largo camino para bailar al ritmo de la música, encontrar el balance adecuado, desarrollar la fortaleza y la flexibilidad muscular y la capacidad de memorización adecuada para ejecutar una coreografía completa.

Nada de esto sucede de la noche a la mañana. La constancia es clave para que nuestra mente y nuestro cuerpo registren los movimientos, con plena concentración de lo que estamos haciendo.

¿Es posible que haya días malos y que no suceda ‘la magia’ esperada en el salón de clases? Cierto. Pero, como seres humanos, tenemos la capacidad de superar ese momento y volver a intentarlo en la siguiente clase.

La práctica hace al maestro. Y qué mejor que haciendo de lo bueno un hábito, aquí te damos unos tips.

  1. Para mejorar tu puntualidad, calcula cuánto vas a demorar en ir de un lado a otro y programa una alarma con la hora de salida. De esta forma, ya no tendrás que estar al pendiente del reloj para salir a tiempo.
  2. Consume y da de comer diariamente hojas verdes, moras azules y huevo orgánico para mejorar la memoria verbal y visual.
  3. Siéntate con tu hijo pequeño a leer. Da una voz particular a los personajes, imita sus gestos, cambia el final, reemplaza a los protagonistas por personas conocidas y despierta su interés y su imaginación.  Si quieres aprender cómo y radicas en Toluca, vayan juntos a ver a Guita Cuentacuentos.

Con tus nuevos hábitos, podrás acudir a tu clase de ballet puntualmente, con toda la energía y la ligereza que te da una buena alimentación y con la mente creativa bien despierta para contar una buena historia con todo tu ser, al compás de la música de piano.

Por Aída Ojeda, alumna de Casa de Danza y maestra de alumnas principiantes.

 

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